Naufragar en el verso,
orillar exhausto alguna isla perdida de la Polisemia,
enloquecer de sobriedad
mientras escribo
bajo el sol implacable de la melodía.
En la playa alzaré una cábala,
subiré a lo más alto del mote,
refrescaré la sintaxis del agua
una y otra vez,
memorizaré el horizonte,
improvisaré la más épica de las hogueras.
Y a ti,
que compartes mi locura con infinitiva paciencia,
a ti
te llamaré Viernes.