Ya no es que tengas que hacer virguerías para leer una noticia en una página cuajada de banners o que tengas que improvisar malabarismos con el dedo o el ratón para seguir un texto mientras la pantalla se mueve y descoloca a ritmo de anuncio-acordeón. Ya no es que entres en una información y te asalte un pop-up gigante que te impide leer lo que realmente te interesa o que te obsequien con un interstitial (anuncio a toda página) que te secuestra durante unos segundos —en el mejor de lo casos— el artículo en cuestión. No se conforman ya con los vídeos que saltan solos, los periódicos disfrazados de arriba a abajo de esta o aquella marca, el enlace patrocinado… Ahora la moda es simplemente dirigir al usuario a una página de terceros cuando pinchas sobre una noticia o una sección, al más típico estilo macarra-phising. Y hay medios en que eso ocurre cada vez que clicas sobre el titular en portada, haciéndote prácticamente imposible consultar la información y regalando visitas —y datos personales— a vaya usted a saber qué mejor postor. Quo vadis, prensa digital?