¿Y entonces, todo lo que hemos aprendido, todo lo que sabemos, más allá de prejuicios y convenciones, entrando más bien en la consideración humanista de la razón y desechando cualquier reflexión filosófica adulterada sobre el hombre y la mujer y el hombre y la mujer que somos y el hombre y la mujer que fuimos, el hombre y la mujer que seremos en ese hipotético futuro del que emanan todas nuestras esperanzas y emociones, como si el presente fuese ya un pasado latente e insulso que ya no nos vale, que ya no nos llena, que ya no nos identifica, debemos olvidar y comenzar de cero, de ese estallido vacío que fue el Big Bang o quizá más allá, antes, porque si algo hubo antes ni usted ni yo lo sabemos, no lo sabía Hawking no lo sabía Einstein ni lo supo nunca Marx, no lo sabía ni lo sabe nadie, y si alguien llegará a saberlo algún día, permítame decirle que albergo una razonable duda al respecto, entonces seríamos Dios o seríamos átomo o seríamos alienígena superior o polvo, como reza la Biblia, La Biblia reza, mire usted por dónde ahí enlazo con mi antepenúltimo libro, que pensé en llamar Neoteogonía, donde desarrollo el mito del Caos, de Gea, Eros, Abismo y Érebo, y su recreación en las Sagradas Escrituras y su influencia posterior en la historia de la intelectualidad, que es la base de mi celebrada Crítica materialista-teológica del escritor mediocre, mas no he venido aquí a hablar de mí, más bien estoy interesado en conocer su postura ante esta y otras relevantes cuestiones, no por un interés académico o profesional, sino porque, amigo mío, algo en limpio tendré que sacar yo y el resto de los aquí presentes de esta su conferencia?
—…
—Dígame, ¿y entonces?
—¿Me repite la pregunta?
–…
Un saludo,
Manuel M. Almeida
