Era viernes, y como cada viernes tenía invitados. Los recibía a eso de las ocho. Se tomaban un aperitivo. Se sentaban a la mesa y departían alegremente durante unas horas. Política, deportes, economía, sucesos, ciencia, cultura… Luego pasaban a las copas. Y, si alguno o alguna se animaba, terminaban la fiesta con un buen baile. Por último, ya rendido, con los efluvios del alcohol y los vapores de la cena invitándolo a la cama, se despedía. Recogía la mesa vacía, ordenaba el salón ordenado y se acostaba. Todo esto lo hace Mario cada viernes. Sin abrir la puerta de su casa.

Un saludo,
Manuel M. Almeida

Manuel M. Almeida (Las Palmas de Gran Canaria, 1962) es periodista y escritor. Ha publicado las novelas ‘Tres en raya’ (1998, Alba Editorial) —finalista del Premio Internacional Alba/Editorial Prensa Canaria, 1997—, ‘Evanescencia’ (Mercurio Editorial, 2017) y 'El Manifiesto Ñ' (Editorial Siete Islas, 2018), así como las colecciones de relatos ‘El líder de las alcantarillas’ (Amazon, 2016) y ‘Cuentos mínimos’ (Mercurio Editorial, 2017), además de poesía y narrativa recogida en su blog mmeida.com, redes sociales, revistas y periódicos. De 2004 a 2014 mantuvo el blog mangaverdes.es, con el que cosechó seis premios internacionales, entre ellos al Mejor Comunicador en Internet (Asociación de Usuarios de Internet, 2010). Como periodista ha trabajado, entre otros medios, en Cadena 100, ‘La Gaceta de Las Palmas’, ‘La Provincia’, revista ‘Anarda’, ‘La Tribuna de Canarias’, ‘El Mundo/La Gaceta de Canarias’ o ‘Canarias7’, ejerciendo en los tres últimos el puesto de subdirector. Ha publicado dos trabajos discográficos como cantautor, ‘Nueva semilla’ (Diva Records, 1990) y ‘En movimiento’ (Chistera, 1992). Actualmente dirige DRAGARIA. Revista canaria de literatura.

2 Comentarios

  1. No me parece mal el rito llevado a cabo por Mario. ¿Porqué no? Nada tiene de malo si no se raya la paranoia.
    A veces es bueno departirte si no se tiene con quien hacerlo. ¿Cuantas cosas hacemos por no tener con quien compartirlas?… Reír, llorar, pasear, ir al cine, bailar, tener sexo y hasta hablar, sin que nada tenga que ver con haber perdido el juicio. El todo estará en ser consciente de cuando y porqué lo hacemos. Puede ser muy divertido…

    Saludos, Sari Figueroa

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