Apenas si nos duraba la alegría por la liberación de los periodistas españoles Javier Espinosa y Ricardo García cuando nos llegaba el viernes, a modo de mazazo, la notica del asesinato de la veterana y laureada fotógrafa alemana Anja Niedringhaus, mientras cubría las elecciones presidenciales en Afganistán, a manos de un policía que, además, dejaba malherida a la también periodista Kathy Gannon, de nacionalidad canadiense.
Según Reporteros sin Fronteras, en 2013 el número de periodistas asesinados mientras trabajaban fue de 76 –solamente se cuentan las muertes confirmadas, pero pueden ser más–, a los que habría que unir 4 colaboradores y nada menos que 47 ‘net-ciudadanos’ (ciberperiodistas ciudadanos). En lo que llevamos de año ya son 7 los periodistas muertos y 3 los net-ciudadanos, además de 163 y 171 encarcelados, respectivamente.
Por ceñirnos a los últimos años, desde enero de 2010 el número de periodistas fallecidos de forma violenta se eleva a 296 y el de net-ciudadanos a 122. El de colaboradores, a 14. Unas cifras que ilustran perfectamente el riesgo que esta profesión conlleva, pero sobre todo el ascendente nivel de represión y de desprecio por la libertad de expresión e información en todo el planeta.
Niedringhaus contaba con un Pulitzer por su cobertura de la Guerra de Irak y un Premio al Coraje de la International Women’s Media Foundation. Entre otros acontecimientos, su objetivo estuvo presente en la Guerra de los Balcanes, los atentados del 11S, los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, la mencionada Guerra de Irak o la caída de los talibán en Afganistán.
Dentro de los diversos horrores que le tocó documentar, buscó siempre en sus imágenes el factor humano, el impacto de la violencia en la vida cotidiana de la población civil y, como una constante en su obra, los restos de la ternura en sociedades fuertemente castigadas.
No puedo confirmar que la imagen que abre el post haya sido su última fotografía, pero sí es la más reciente que he podido encontrar en los documentos que he consultado. Fue tomada el pasado jueves, 3 de abril, un día antes de su muerte, y muestra a una niña afgana que ayuda a su hermano a bajar de una barrera de seguridad instalada en la entrada de la oficina de la Comisión Electoral Independiente (IEC) en la ciudad de Jost. Un buen ejemplo de esa mirada humana en medio de la barbarie a la que antes hacía referencia.
Niedringhaus, como buena periodista contemporánea, contaba con una activa presencia en la Web 2.0. Sus últimas entradas son también reflejo de su personalidad comprometida y solidaria.
La última en su cuenta de Twitter, el 2 de abril, se hacía eco del asesinato del periodista afgano Sardar Ahmed, su esposa y dos de sus hijos hacía apenas unos días:
A heartful tribute: A Reporter Clutches Life After a Loss That Hits Home http://t.co/cLK9JgQEt2
— Anja Niedringhaus (@NiedringhausAP) abril 2, 2014".
En su web oficial en Tumblr nos dejaba esta imagen:
que nos muestra a un soldado afgano (izq.) y un policía asomados a la ventana de una escuela en Kabul, haciendo cola para obtener sus tarjetas de identificación en el último día de registro de votantes para las elecciones presidenciales que precisamente se han celebrado hoy.
Y en Facebook esta otra del pasado 30 de marzo, en la que un comerciante sostiene una alfombra enmarcada que representa el presidente afgano Hamid Karzai:
Hoy su cuenta de Twitter permanece muda y su timeline de Tumblr apenas si recoge una treintena de ‘likes’ y ‘reblogs’. Su muro de Facebook, sin embargo, se ha convertido en el lugar preferido por sus seguidores para rendirle un último tributo a través de ‘likes’, shares’ y comentarios.
Si me dan a escoger una imagen que pueda simbolizar el conjunto de la obra y del mensaje de la periodista, yo me quedaría con ésta tomada en noviembre de 2012 y en la que una niña intenta saludar a un policía paquistaní apostado en la puerta de la casa de Kainat Riaz en Mingora (Pakistán).
Y con esta significativa cita suya que he encontrado en Guerra Eterna:
"A veces me siento mal porque siempre puedo dejar el conflicto y volver a casa con mi familia, allí donde no hay una guerra".
Podría decir muchas cosas, pero me voy a quedar con esa cita que has elegido, donde creo que lo dice todo. Mi admiración, respeto y mi más sentido dolor.
Que imagenes dios mío.
Un abrazo mi niño