Bryan taló el árbol gigante. La acacia de sombra en la Séptima Avenida. Hundió los pies heridos en el parterre. Y dejó que las hojas le anidaran. Bryan se alimenta del sol, aplicado por completo a su fotosíntesis. Ha cambiado el crack por la clorofila. Es un gran cambio en la esquina con la 29. Donde había un árbol ahora hay un Bryan. Lo que antes era Bryan ahora es una enorme acacia de tres espinas. Él se eleva orgulloso y sonríe a todo el que pasa. «Sí», les susurra, simulando una ligera brisa, «un gran cambio, sin duda». Aunque en esa transitada esquina con la 29 nadie parezca advertir la diferencia.
Un saludo,
Manuel M. Almeida